>

miércoles, 14 de julio de 2010

Shooting Stars



El amor es como las estrellas fugaces, suele florecer de noche o al crepúsculo, cuando las primeras estrellas empiezan a aparecer, y puedes ver a Venus, casi tan brillante como la Estrella Polar, y a Marte rojizo en la lejanía, no siendo difícil imaginarse un dios guerrero imbatible cabalgando por su superficie.
El cielo está cuajado de estrellas, quizás no estés escrutándolo, pero de repente habrá algo que llame poderosamente tu atención, fulgurará en el firmamento nocturno, iluminando tus retinas y quizás tu corazón.
Lo malo de que el amor sea como las estrellas fugaces es que al igual que estas, acaba desapareciendo en un lapso más o menos corto de tiempo según nuestra subjetividad, y cuando esa luz fulgurante se apaga o se pierde en la distancia quizás nuestras retinas (o almas) hayan quedado chamuscadas e insensibles a la luz de otras personas al menos por un tiempo...
Pensemos en ese viejo dicho que decía que no hay que perseguir una estrella fugaz porque enloquecerá el que lo intente, quizás sea verdad, persiguiendo la luz equivocada podemos perder la cordura en el camino...
Pero recordad que aún a riesgo de enloquecer merece la pena intentar amar.

3 comentarios:

  1. La cordura se pierde, lo importante es volverse a encontrar, y una vez lo hayamos hecho, vuelta a empezar ;)

    ResponderEliminar
  2. pero con más experiencia, con la lección aprendida y más exigente también.

    ResponderEliminar
  3. Eso es enamorarse, enloquecer múltiples veces y acumular experiencia de ello.

    ResponderEliminar